El Gym 4


Ahora que acabo de cumplir años, mi mujer me regaló un cupón válido por una semana de entrenamiento personal en un buen gimnasio local.

Independientemente de que yo esté en excelente forma, pensé que era una buena idea para intentar detener ese proceso de “barriguita” que a todos nos ataca. Llamé al “Gym” e hice mi reserva con una “personal trainer” de nombre Carolina, quien se auto-describió como una Instructora de Aeróbicos de 23 años y es modelo de ropa interior, deportiva y trajes de baño. Me recomendó que llevara un diario, para ir documentando mi progreso.

Aquí les envío las anotaciones del diario en referencia:

Lunes:

Empecé mi día a las 6:00 AM. Coño, bien jodido levantarse de la cama a esa hora. Todo cambió cuando llegué al gimnasio y vi que Carolina estaba esperándome. Verga que nota. Parecía una Diosa Griega: rubia, ojos celestes y una gran sonrisa, con unos labios carnosos y espectaculares.

¡Que buenaza que está Carolina!. Me hizo un tour, me mostró los aparatos y me agarró dulcemente la muñeca para tomarme el pulso después de echarle bolas durante 5 minutos en la bicicleta fija. Se alarmó de que mi pulso estuviera tan acelerado, pero yo lo atribuí a ella, vestida con su lycra apretaíta que se le metía en el trasero y aparte de que estaba tan cerca de mí.

Carolina me estaba motivando cuando hacía yo mis sentadillas, a pesar de que ya me dolía la barriga de tanto meter esa mierda pa’dentro cada vez que Carolina pasaba junto a mí. Después de terminar mi inspirador día de ejercicio, me quedé un rato más y goce una bola viéndola dar su clase de Aeróbics.

Martes:

Me tomé dos jarras de café, pero finalmente logré salir de la puerta de mi casa. Llegué al “Gym” y Carolina hizo que me recostara boca arriba y me puso a levantar una pesada barra de metal! y después tuvo las bolas de ponerle ¡¡¡pesas!!!. Mis piernas estaban un poco debilitadas en la cinta trotadora, pero coño, logré completar ¡UN KILÓMETRO COMPLETO!, arrechísima la vaina. La aprobadora sonrisa de Carolina y el guiño cómplice que me disparó hizo que todo valiera la pena…¡me sentía fantástico!… era una nueva vida para mí.

Miércoles:

La única forma como conseguí lavarme los dientes, fue poniendo el “fucking” cepillo encima del maldito lavamanos y moviendo la cabeza de lado a lado. No joda, creo que tengo una hernia en los pectorales.

Manejar para ir al “Gym” no fue tan fácil: sólo de frenar y darle vueltas al volante me dolían hasta los cojones. Cuando llegué, me estacioné encima de una motico que había allí. Empecé a hacer mi “rutina”, pero Carolina se estaba impacientando conmigo por considerar que mis gritos molestaban a los demás socios del club, pero coño, es que me dolía toda mierda. Además, su voz resulta un poco aguda a esas horas de la mañana y cuando grita se vuelve nasal y es muy molesta. Me duelen las pelotas cuando me subo a la caminadora, así que Carolina me subió a la escaladora, aunque la noté como un “pelo arrecha”. ¿Para qué mierda alguien inventó una máquina para hacer algo que se ha vuelto obsoleto con los ascensores?.

Carolina me dijo que me ayudaría a ponerme en forma y a disfrutar la vida…. otra de sus tantas pendejadas y promesas que anda todo el tiempo diciéndome, nojoda.

Jueves:

Carolina me estaba esperando con sus jodidos dientes de vampiro y con su sonrisita coño e’madre al estilo Jack Nicholson. No pude evitar llegar media hora tarde: fue el tiempo que me llevó ponerme los zapatos de mierda. La reventada de Carolina me puso a trabajar con las argollas pero cuando se distrajo, salí “esmachetao” corriendo a esconderme en el baño. Mandó a otro entrenador a buscarme y como castigo, me puso a trabajar en la máquina de remar y… nojoda, me hundí pa’l coño.

Viernes:

Odio a la plasta de mierda de Carolina más que a cualquier otro ser humano que haya odiado en la historia del mundo. Estúpida, famélica, anémica, cerebro e’ pollo. Si hubiese una parte de mi cuerpo que pudiese mover sin un dolor desesperante, le rompería toda su puta madre que la parió. Carolina quiso que trabajara en mis tríceps… ¡YO NO TENGO TRICEPS!, nojoda…. y si no quiere que le “escoñete” el piso del maldito gimnasio, que no me pase las putas barras ni cualquier otra cosa que pese más que un sándwich de pastrami. La bicicleta fija me hizo desmayar y desperté en la camilla de la nutricionista, una flaca “pajúa” que me dió una cátedra de alimentación sana, ¡claro! la muy pendeja no tiene la más puta idea de lo que es cagarse realmente de hambre. ¿Por qué no me pudo tocar alguien más tranquilo, como un mariquín maestro de costura! o un estilista “pargo”?. La madre de todos ellos.

Sábado:

La “regalada” de Carolina me dejó un mensaje en mi contestadora con su vocecita de “cachapera”, preguntándome por qué no fui hoy. Coño, no fui porque no me salió del forro de las bolas. Sólo con escucharla me dieron ganas de cagar y caerle a patadas la contestadora, pero no tenía la fuerza suficiente ni para levantar la pata, incluso ni para levantar el control remoto de la tele, así que me “mamé” 11 horas seguidas viendo “Vale TV” con las mariqueras de National Geographic: puros pajaritos tirando y brincando de rama en rama.

Domingo:

Pedí a un amigo de la iglesia que me viniera a recoger para ir a misa y agradecerle a Dios que esta semana haya terminado y que aun continuo con vida. También recé para que el año que viene, la “enferma” del cerebro de mi mujer me regale alguna vaina un poco más divertida, como un tratamiento de conducto, una circuncisión, una vasectomia, coño, o un examen completo de próstata en Barlovento, donde los negros tienen los dedos como la pinga, pero no joda que no me renueve la suscripción al gym.

FUENTE: Desconocida por mi. :P


Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

4 Comentarios en “El Gym